¿Cómo encarar el escenario de una consulta popular por los derechos de los trabajadores?

¿Cómo encarar el escenario de una consulta popular por los derechos de los trabajadores?

La pregunta que titula el presente escrito obedece a las reflexiones realizadas
durante las últimas semanas en el seno de nuestra organización proletaria. No han
sido las únicas respecto a la actual realidad por las que atraviesa la difícil situación
del país, pero si, algunas de las más relevantes.

La cuestión se ha dado porque pese a que muchas de las políticas y propuestas de
reforma presentadas al país por parte del actual gobierno, para dar respuesta a la
crisis nacional de larga duración en la que estamos inmersos, han sido limitadas
respecto a la dimensión de los problemas y los mecanismos de gestión sobre los
cuales se ha querido que estás prosperen terminaron reducidos a los límites del
conciliacionismo institucional, el saboteo parlamentario, la estigmatización
mediática, la ineficiencia de los gestores de la gestión pública y a la
instrumentalización partidista y electoral de los sectores populares, de las
organizaciones sociales y de las expectativas de cambio que habita el espíritu de
las mayorías.

El cuello de botella del cómo lograr mejorar la correlación de fuerzas para permitir
profundizar el actual escenario de posibilidad política y de ganar campos de accion
para la practica política de los trabajadores del país y de sus organizaciones, obliga
a despuntar formas de acción y proceder en medio de las contradicciones, riesgos
y posibilidades de la coyuntura, siempre en línea de lograr mejores desarrollos para
nuestro objetivo de consolidar condiciones de dignidad para el proletariado del
país.

Así, el llamado del presidente Gustavo Petro a movilizar una consulta popular como
mecanismo de tensión a las fuerzas retardatarias que en el país se resisten a
facilitar mínimos de democracia y dignidad a las mayorías trabajadoras, si bien,
expone niveles de coherencia frente al tipo de situación que la realidad política del
país expresa, también, conlleva riesgos para las organizaciones sociales y
populares en términos de la instrumentalización política y partidista de la que sus
acumulados y bases pueden ser objeto.

Por lo cual, frente a este tipo de dilemas de acción se requiere siempre construir
líneas y formas de acción acorde a las condiciones y posibilidades de la coyuntura.
A esto, intenta responder las siguientes notas, mediante las cuales buscamos dar
argumentos a nuestros militantes y organizaciones para comprender las potencias,
límites y contradicciones del actual momento, que consideramos nos ofrece la
posibilidad de ampliar nuestra labor política de deliberar con el pueblo trabajador
acerca de los profundos problemas del país y sobre la importancia de constituir a
los trabajadores, hombres y mujeres, como un sujeto estratégico de transformación
y gestión de mejores condiciones de progreso y bienestar nacional.

1. Algo de contexto inmediato.

El rechazo de la reforma laboral presentada por el gobierno de Gustavo Petro al
Congreso de la República de Colombia el pasado 18 de marzo ha sido un
desafortunado incidente para la mayoría de trabajadores del país. La negativa de la
7° Comisión del Congreso de la Republica de dar trámite a la discusión del proyecto
de Reforma Laboral presentado por la bancada de gobierno, cerro la posibilidad de
recomponer formalmente parte de los derechos sociales y económicos que en más
de tres décadas de regresivas políticas laborales y económicas han sido usurpados
a los trabajadores colombianos.

Esta situación se dio pese a que incluso la propuesta de reforma laboral presentada
por el actual gobierno ya había sufrido enmiendas estructurales en favor del gran
empresariado, limitando sus alcances a mínimos básicos en términos de
retribuciones salariales a condiciones trabajo sometidas a la precarización, como
el trabajo por horas extras, el desarrollado los días festivos y dominicales;
asimismo, en cuanto al reajuste de la jornada laboral. Sin embargo, el proceso de
negociación del proyecto de Reforma laboral dejó en el camino el contenido inicial
qué se había establecido respecto a las garantías a la organización sindical. Y en el
proceso de formulación no se tomaron aspectos mínimos para facilitar la
organización y la gestión de los derechos laborales de los segmentos de
trabajadores informales y precarizados., más allá de los componentes enfocados a
recuperar niveles de formalización contractual.

Aún así, se supuso que la contra cara del criticable proceso de conciliación con los
gremios y voceros del gran capital colombiano, permitiría avanzar al gobierno en
materias como: la formalización del trabajo rural, la remuneración a los
trabajadores técnicos del SENA, el reconocimiento de garantías laborales a las
trabajadoras madres y cabezas de familia, la regulación del contrato laboral de los
servicios comerciales mediados por el uso de plataformas tecnológicas. Y en el re
equilibrio de algunas garantías a la protección social, las cuales habían sido
desvalijadas por décadas de contra reforma laboral con las leyes laborales 50 de
1990 y 789 de 2002.

A esta situación de negación y condicionamiento las fuerzas parlamentarias y
constitucionales del poder político y económico tradicional del país, han
subordinado otras políticas de reforma social en materia de salud, sistema
pensional, educación superior, finanzas publicas y servicios públicos y
domiciliarios. Las cuales tampoco ha podido llevarse a cabo o han sido
materializadas parcialmente, mientras la crisis social y económica de las clases
populares y trabajadoras se agrava y se hacen más profundos los problemas
nacionales.

A contravía del poco optimismo, generado por la política social del actual gobierno,
hoy en el país a parte de las malas condiciones de por lo menos 16 millones de
trabajadores. Se cuenta con tasas de pobreza monetaria por encima del 30 % de la
población y por lo menos 5 millones de hogares padecen malas condiciones de
vivienda. Mientras la concentración del ingreso nacional, la propiedad territorial y
del valor agregado nacional es de los más desiguales del mundo y la jornada laboral
es de las más extensas y peor remuneradas. Estás condiciones generales de la
reproducción nacional hacen de la democracia colombiana un tejido institucional
enormemente contradictorio, inestable y altamente volátil, razón por la cual casi el
20 % de la población ha sido victima directa del las causalidades y efectos del largo
conflicto interno.

Aún así, el mensaje emitido por parte de los voceros políticos de los partidos y
gremios económicos que representan los intereses de la clase socialmente
dominante en el país, ha sido claro. Mediante argumentos trasnochados se han
negado a transformar aspectos mínimos de la regresiva forma en que se compra y
vende la fuerza de trabajo en Colombia, en que se regula el proceso de explotación
y se reproduce la enorme desigualdad nacional, condiciones materiales sobre las
cuales se gestiona la forma de vivir de los más de 23 millones de trabajadores que
mueven y producen la riqueza nacional. Asimismo, la impotencia de las fuerzas
parlamentarias que agitan la política de reforma mínimas, han vuelto a quedar en
evidencia, cerrando el círculo de la profunda crisis de representación política que
padece la forma parlamentaria de la democracia colombiana.

Pese a esto, el gobierno nacional ha dado un paso al frente al realizar el llamado a
las mayorías trabajadoras del país para que, aún de forma limitada, condicionada y
arriesgo de ser instrumentalizadas por vía del cálculo electoral y partidista, asuman
la tarea de representar de forma directa la defensa y obra de sus propios intereses.
Esto, con el animo de poner en tensión las trabas institucionales que el viejo poder
político ha puesto al frente, para imposibilitar la realización de los cambios más
básicos y sustanciales que la maltrecha democracia nacional requiere.

2. La democracia es una posibilidad real si las mayorías proletarias la
gestionan de forma permanente constituyente.

Está última actitud, medida en su justa proporción, de acudir a las mayorías
trabajadoras como fuerza transformadora y fuente del poder real, a la cual recurre
el llamado del progresismo con su convocatoria a la Consulta Popular por las
“reformas sociales”, va en sintonía con parte de los esfuerzos que desde la
Asociación de Trabajadores para la Vida Digna (ASOTRAVID) se han realizado
durante los últimos años, bajo la orientación de impulsar las bases de un ideario
político y organizativo que permita potenciar el poder constituyente y
transformador de los trabajadores de Colombia.

Durante los últimos años como base de nuestras propuesta de salida a la crisis
estructural del la sociedad Colombiana, ha sido constante la propuesta de
cimentar un proyecto democrático, obrero y popular de naturaleza constituyente,
permanente y transformador. Desde el cual se impulse la capacidad de
organización, de lucha y gestión estratégica de las clases populares y trabajadoras,
al tiempo, que se permita consolidar el protagonismo de la clase trabajadora del
país como la principal fuerza social de las grandes transformaciones que requiere
nuestro país. Decimos constituyente porque abogamos por un proceso de
construcción constante y progresivo de condiciones de poder y capacidades
políticas y organizativas para lograr transformar la realidad que tenemos al frente.

Así, la propuesta de Consulta Popular es para nosotros una ventana de oportunidad
para seguir deliberando desde la clases populares y trabajadoras sobre la
profundidad de la crisis laboral que el país padece desde hace más de 5 décadas.
Situación que no es más sino el correlato de la condición de crisis de las fuerzas
productivas de la nación y de la naturaleza regresiva que están han asumido bajo la
gestión de las elites económicas y políticas del país. Es un escenario para seguir
evidenciando el fracaso de la gestión burguesa de la crisis nacional que una y otra
vez ha ido en desmedro de las condiciones de subsistencia de los millones de
trabajadores del país, por lo cual se hace necesario la constitución de un sujeto
colectivo desde el campo obrero y popular que sea capaz de impulsar una
alternativa de gestión a la larga crisis nacional.

3. ¿Por qué ir de la consulta popular hacia escenarios superiores de
democracia popular y obrera?

El desempleo, la informalidad la precariedad y en general las malas condiciones
laborales en que los colombianos y colombianas subsisten, son condiciones
indeseables y altamente regresivas, por cuánto, hacen imposible para millones de
trabajadores desarrollar sus proyectos de vida con un mínimo de dignidad y somete
las millones de familias proletarias del país a la penuria, la incertidumbre
económica, la desmotivación y las condena a la indiferente segregación social.

Asimismo, el mal uso de la fuerza de trabajo nacional disponible para la producción
de bienes y servicios de uso y consumo colectivo, impide a la nación llevar sus
condiciones de progreso material a estados superiores y acotarse un mejor futuro,
a cambio de esto vemos como en ausencia de esfuerzos serios para contrarrestar
la odiosa situación que produce el atraso económico y la precariedad laboral, los
jóvenes marchitan sus vidas en el desuso de su capacidades de ingenio y
laboriosidad, las mujeres ven truncados sus metas de construir un proyecto óptimo
de vida, la infancia desprotegida y precarizada en sus condiciones de cuidado
atrofia sus potenciales y el grueso de contingentes de ancianos que otrora
ocuparon las primeras líneas de la fuerza laboral sufren de la desprotección y la
depresión social.

Una vez más, el mensaje ha sido claro por parte de las clases socialmente
dominantes y más privilegiadas del país, sus partidos políticos y los voceros de sus
gremios económicos, juntos han manifestado su negativa de dar un mínimo de
alivio al mal estar de la clase trabajadora. Y en medio de su cinismo arguyen que las
medidas de solución son sus fallidas y destrozas políticas de mal desarrollo
nacional. La situación obliga a buscar alternativas a la permanencia y a las
soluciones de mediano alcance que pronto se agotarán y volverán a hacer fluir los
factores de la crisis nacional. Por ello, es importante que como trabajadores y
desempleados nos movilicemos sobre el actual escenario de lucha y disputa
nacional, bajo la premisa de que una real democracia constituyente, obrera y
popular, solo es posible con más derechos y dignidad para las mayorías, que son
quienes trabajamos.

Es perentoria nuestra movilización de forma permanente bajo la perspectiva de
ampliar el campo de nuestra acción política como organización. Para lograr mejores
lugares de interacción con diferentes sectores que orientan sus esfuerzos a
conseguir mejores condiciones de vida para los trabajadores del país; y para jalonar
el proceso de constitución de los trabajadores del país como un sujeto colectivo de
poder y transformación. Esto a través de la consolidación de mecanismos de
democracia popular casa vez más superiores como las asambleas populares y de
gestión social y popular de las organización o reta y popular.
Desde esta mirada desde ASOTRAVID nos proponemos animar y motivar el proceso
de Consulta Popular de manera Permanente y Constituyente, asumiendo la
consigna de que más derechos y garantías para la clase trabajadora, es siempre
más dignidad para las mayorías y de ir de la Consulta Popular a la Asamblea Popular
obrera y popular.

 

Trabajadores del Mundo Unidos.

Los trabajadores hacen y mueven el mundo.

Por más derechos para los trabajadores y más dignidad para las mayorías:
Consulta Popular, Permanente y Constituyente.